Pero cuando acude a otra prometedora entrevista de trabajo, sólo para ser rechazada debido a sus antecedentes penales, queda claro que seguir las reglas no la ayuda. Más tarde esa noche, Charlie y Mia se reúnen para idear una forma de ganar un poco de dinero extra que no sea precisamente prometedora. Dado que Charlie está en libertad condicional, esto es absolutamente lo último que debería hacer, pero tiempos desesperados exigen medidas desesperadas. No pasa mucho tiempo antes de que las cosas vayan de mal en peor cuando el sórdido oficial de libertad condicional de Charlie, Tony, aparece.
